lunes, octubre 10, 2005

Distancias

Una de las parábolas que más me impacta es la del Hijo Prodigo. ¿Cuántas veces no hemos sido ese hijo prodigo que vuelve despues de la lejanía?. Sin duda, muchas.
Las horas del día nos permiten mil veces regresar y maravillarnos con un recibimiento tan hermoso y bondadoso que da cuenta lo humano que somos. Así como el Hijo Prodigo, somos mil veces ese hijo que se disgusta por el no reconocimiento de haberse mantenido fiel y no recibir un premio tal como el que recien regresó.
¿Por qué cuento esto?. Quizás sea por el hecho de que ayer mantuve dos conversaciones de este estilo. En donde las distancias fueron el hilo conductor y el perdón la resultante de todo. Me impacta darme cuenta de como la Mater toma todo, hace unos días escribía acerca de la perlita central de mi corona, esa perlita sería conquistada cuando sea capaz de lograr el perdón de corazón y aceptar lo humano del error.
Ayer conversé muchas horas con alguien que suelo llamar "mi mejor amigo". Sin duda en mi había un dejo de rencor y de egoismo por su lejanía este último tiempo. Lo escuché sin hacer juicios, creo que por primera vez logro mantener un escuchar abierto de corazón y con un alto grado de acogida. Cuando terminó de hablar, le pregunté que es lo que quería de mí. Su respuesta fue "tú amistad". Claro, ésta estaba cual plantita agónica por falta de agua, pero viva. Me había dado cuenta del valor de la lejanía, de esa que experimenté a diario y que muchas veces pido para tomar distancia de las cosas, ahora era el momento de querer el doble, de no hacer preguntas, sólo abrazar y decir de corazón que lo quiero más que antes por el sólo hecho de haber regresado. Pero soy humana y me cuesta, pero mi cariño por él es tan grande que me sorprendo de mi misma al reconocerme un poco Mater y abrazarlo con todo el cariño que puedo sentir por él y con todo lo que me cuesta reconocer que no importa, que la plantita aun vive y que depende de nosotros hacerla ser tan grande y linda como lo fue en un momento.
Por otro lado, también viví el proceso contrario. También hablé con una amiga que suelo no nombrar, pero que también es aquella persona que ha compartido conmigo desde época de colegio. Mi amiga Anita, es la persona que me conoce con toda mi humanidad, como también con toda mi Santidad. Paradójicamente, yo la excluí de uno de los momentos más fuertes en mi vida, por el sólo hecho de no "creer" de la forma en que yo creo. Ella es libre, ella no "cree" de la misma forma que yo. Sino más bien, de una forma que sólo ella puede llegar a creer. Es capaz de acompañarme tardes enteras al Santuario sólo por verme feliz y de hacer Capital de Gracia con toda su guata porque sabe que es importante para mí. De respetar que muchas veces no quiero salir con sus amigos, porque me "chocan" demasiado algunas actitudes y pese a ello, después de años, seguir llamándome su "Amiga cara de Sandia". Es capaz de escucharme horas y horas y dejar que la rete por muchas cosas que yo no entiendo. De llorar conmigo y de reirse pese a que no entiende el chiste.
Mi amiga Anita, es quien ya casi está pasada por la libreta en mi casa y es de aquellas que cuando me llama, conversa media hora con quien le contesta el teléfono. Quien es yunta de mi mamá y me permite serlo con la suya. Con quien duermo abrazadita después de un carrete y le permito verme toda chascona cuando despierto y no me da cosa. La amiga, que junto a la Pipicita siempre está antes de llamarla, pero que muchas veces olvido o excluyo por las tonteras que me dan.
Pero ayer dimos fin al momento de lejanía, con mil te quieros y mil te extraño. Lo tonto fue que ninguna de las dos recordábamos por qué nos habíamos alejado, por qué la excluí y por qué ella permitió eso. Pese a todo, la plantita jamás tuvo rasgos de estar falta de agua, siempre estuvo verdecita y llena de vida.
Ayer, por lo tanto, puede vivir las dos caras de la moneda. Cómo también experimentar grandes actos de amor con dos personas que han llegado a mi vida para quedarse. Una desde Temuco y la otra desde siempre.
Ojalá nunca perdamos la magia de aceptar lo humano del error y lo maravilloso que es dibujar mil oportunidades para volver a comenzar.
Mphcv!







Posted by Solcita :: 4:00 p. m. :: 2 Comentarios:

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