viernes, agosto 19, 2005

¿Una Ofrenda Viva?.


Dicen algunos por ahí que somos los que tenemos. Si eso es cierto, esta soy yo...
Tengo 23 años y una cicatriz. Además un diploma en Psicología. Dos hogares en un par de ojos que nunca he visto y una pensión en cualquier parte. Una familia a la que hoy elijo, aunque ayer no haya tenido ocasión de hacerlo. Amigos (los más) y enemigos (alguno me ha tocado). Conocidos a los que olvido, desconocidos a los que me gustaría conocer. Dos luchas interiores en las que siempre pierdo. Tres cartas mensuales que me consuelan cuando dicen que me quieren. Doscientos ochenta y dos meses sobre mi espalda y una canción en los nudillos. Trescientos sesenta y cinco futuros que olvidar, recuerdos que me he inventado. Secciones de sucesos cubriendo mis seguridades. Cariños de viernes supliendo mis carencias. Cien alegatos en butacas de cine. Mil y un versos de amor y mi canción desesperada. También me queda alguna astilla de lo que un día fui, mi bandera tejida con restos de género prestados, aquella fotografía en el puente de los suspiros. La esperanza de encontrarlo pronto. Cien sueños y una sola realidad. Cinco heridas aún abiertas en mis rodillas. La certeza de ser idéntica y diferente. La nostalgia coagulándose en mis venas... Un palacio en la luna... Diez deseos en Estambul... Dos manos vacías...Y después de tantos días guardados en los bolsillos de repente encuentro un poema de la adolescencia, en la "cajita del yo" de semana de grupo y me doy cuenta de que tampoco he cambiado tanto...
(...) Por un lado asfixia, por el otro desamparo. Quizá sea mi carácter el que está destinado al inconformismo, el que no encaja en ningún contexto, el que no encuentra su lugar. Estoy cansada. Cansada de sentimientos contradictorios. Cansada de amar desde el odio y de odiar desde el amor. Cansada de mis dos caras: la primera, la que canta, la que ríe, la que besa, la despreocupada, la que ama; la segunda, la que llora, la que grita, la que escribe, la que odia, la que se larga corriendo de todas partes (...) Fragmento de un relato escrito a mis 17 años
Hoy ante el Santisimo pensé: A tus pies hoy deposito los despojos. Hay veces que al reírme se me olvida que el dolor no se distingue con los ojos, a veces no me acuerdo de contarte lo mucho que aún me duelen las heridas, las veces en que el alma se me parte soñando con amargas despedidas. No te puedo pedir ayuda eterna, ni siquiera un mal beso en la distancia... sin embargo eres lo único que añoro: un suspiro de paz, un atisbo de luz en mi ignorancia, una mano en mi mano cuando lloro...
En ocasiones algo (alguien llamado papá) te recuerda que hay una parte de ti que odias y que son miserias que me hacen llorar, ese lado amargo que no sabe de atardeceres ni de manos en los tobillos.
La que escribe hoy entiende de facturas sin pagar.

Posted by Solcita :: 6:43 p. m. :: 2 Comentarios:

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