domingo, agosto 07, 2005
Dos meses tras un PC.
En una conversa con Beatriz Zegers (Psicóloga, que pertenece a Schoenstatt), encontré una respuesta que me ha hecho sentido en el último tiempo. Ella me dijo: "la psicología parte, cuando termina el sentido común". Y es así, un consejo te lo puede dar el vendedor del negocio de la esquina, hablarte de la vida y ayudarte a ver más allá de lo que has visto, en cambio, la psicología va más allá del simple consejo, contiene ciencia, contiene teorías, contiene un mundo de respuestas.
Es a partir de eso en donde pensé: ¿si es un mundo de respuestas, por qué no logro responderme a mi misma y si a los demás?; ¿las psicopatologías o ser paciente del patio 7 también podría serme contagiado?. Luego recordé un reportaje que vi en canal 13, sobre la adicción a internet, nuevamente mi reflexión fue:¿ me estará pasando a mi?. Y cuales eran esos síntomas: lejanía, mutismo, retraimiento con miembros de la familia, placer por vivir un submundo "real" en donde el control por lo individual se hace imperante y el alimentar el narcisismo que llevamos dentro propicia el continuar tecleando.
Luego me fui otro punto, este blog ya que desde que empecé a escribirlo, me entusiasmé por lo genial que era ver cada día como aumentaban las visitas a él y de contar un poco del ostramiento que me caracteriza. Pero volvió mi cabeza pensante a funcionar, conversando con una hermana de grupo. Ella me preguntaba si lo que escribía, podía después borrarlo, lo curioso es que esta duda era antes de escribir el supuesto "comments" que escribiría.Lo puedo entender como miedo a aparecer, refrenarse por la creencia que debe escribir solo "cosas inteligentes, interesantes".
Este no aparecer (de ella e incluso en mis fotografías poseras y ocultas), ¿esconderá una verguenza del ser que soy?. Me viene a la cabeza Mandela, que nos llama a no esconder nuestra luz, y recuerdo la parabola de los talentos, donde se nos indica que se nos pedirá cuenta por los talentos que no hemos desarrollado. Recuerdo también, un profesor que me contaba que para los primeros cristianos, los de catacumbas, ese era precisamente el concepto de pecado, las habilidades, el talento no desarrollados.
Y ahi hice click y le encontré el sentido a esta maquina que cuando no funciona o se cae internet me desespera, haciendome entrar a un verdadero sindrome de abstinencia (así como tú rechonchin el día del temporal). Desarrollar talentos, aumentar dones. Abrir el corazón. Incluso comencé de nuevo a leer de psicología, a abandonar mi beta de profesional del servicio (de mi casa como ayudante de mi nana) y retomar el camino que he elegido, aunque sea "momentáneamente" por la red. Comencé a pensar que ya era tiempo de retomar la psicología y aceptar diversas propuestas que me han llegado, a retomar el voluntariado en el Hogar de Cristo y volver a "psicoterapiar", lo cual es un verdadero arte y que me produce un gran placer.
No me arrepiento de nada de lo que he hecho, sin duda, el gran aprendizaje desde aquel 8 de Diciembre ha sido aprender a "elegir". Elegí enfrentar una gran duda que me perseguía de años, elegí desertar, elegí vivir mis duelos y mis penas, elegí mostrar mis miedos, elegí pasar grandes tandas aquí, frente a esta pantalla, elegí querer a una persona que me ha ayudado a crecer, elegí abandonar la palabra precisa y decir: Ayúdame. Elegí ser militante de schoenstatt, elegí a las personas que se quedarán en mi vida, elegí retomar la guitarra, elegí servir a mi propio Santuario. Elegí darme permiso a sentir miedo.
Tomé conciencia acerca al vivir con pasión, a este tipo de frases: "es lo que tengo que hacer", o "debo hacer". Al hacer conciente esto ya no se me escapaba que todo lo que hacía lo hacía en definitiva porque quería, aunque esto sea quedar bien con mis papás o con ustedes, o que en definitiva mi máxima felicidad sea cumplir con lo que estimo deber.
Posiblemente me retará cierto personaje, pero también elegí el silencio.
Ahora elijo volver al mundo real.
Ahora un regalito:
Estar vivo requiere un esfuerzo mucho mayor que el que se requiere simplemente para respirar. Estar vivo requiere esforzarse en salir de la soledad, porque la soledad sólo es llevadera si la eliges y durante un rato. En el silencio, la soledad puede ser un rumor insoportable, decía Juan Cruz, y entonces buscas refugio en el hueco del ruido.
Vivir es algo más que comer y dormir todos los días. Es algo más que estar en compañía o tener un trabajo. Vivir requiere palabras, más de una, como las que escribía Pablo Neruda: "Muere lentamente quien se transforma en esclavo de los hábitos, quien no se arriesga, quien evita una pasión, quien no arriesga lo cierto por lo incierto, quien abandona antes de empezar, quien se queja de su mala suerte, quien no viaja, ni lee, quien no sueña ni persigue sueños, quien no confía, quien no lo intenta, quien no ama (.... )". Vivir es conversar con uno mismo y con el otro, "llenar las almohadas del silencio" decía Cortazar.
Vivir es lo más urgente que tenemos entre manos, pero a menudo se nos olvida entre tantas otras ocupaciones superfluas. Y entonces, decía Bukowsky, sentiremos la vergüenza de una vida deliberadamente desperdiciada entre tantas vidas deliberadamente desperdiciadas.
Ciertamente, la vida tiene un claro oscuro. La vida oculta y revela, y, sin embargo, vivimos con la ilusión de que estamos viendo claro, lo que nos hace dogmáticos, cerrados al diálogo y malos escuchadores. No vemos al otro y, por lo tanto, no nos vemos a nosotros mismos.
Abrazar el vivir en el claro oscuro, sin miedos y cegueras a él, es un signo de sabiduría que a lo menos a mí me ha costado años en encontrar.
Miles de besos, para tí, para ustedes, para mis hermanis, para todas y todos...
A tí te quiero infinito al cubo (multiplicado por todo)